martes, 23 de junio de 2009

Obesidad Juvenil, la epidemia del Siglo XXI


La incidencia de la obesidad en niños y jóvenes (“obesidad juvenil”) ha ido en aumento en las décadas recientes. Esto está sucediendo no sólo en los países tecnológicamente desarrollados como son Estados Unidos, Canadá y Europa Occidental, sino también en regiones tales como América Latina, Sureste de Asia y África, donde los niños tradicionalmente han sufrido de desnutrición. Un ejemplo del incremento dramático en la incidencia de la obesidad juvenil se muestra en la Figura 1S.


Una disminución en la actividad física y un aumento en los pasatiempos sedentarios tales como ver televisión y jugar juegos de computadora, están entre las causas de esta epidemia. Realmente, hay una fuerte relación entre la probabilidad de llegar a ser obeso y el número de horas que los niños y jóvenes ven televisión. Además, es mucho más probable que sigan obesos aquellos que ven televisión durante más de cinco horas por día durante un período de 4 años que aquellos que ven televisión menos de una hora al día. Por lo tanto, el incremento en la actividad física es una modalidad importante del tratamiento en niños y jóvenes obesos. Sin embargo, este objetivo no se lleva a cabo fácilmente.
¿Por qué los niños obesos no son suficientemente activos?
Los niños y jóvenes obesos son generalmente menos activos que sus pares no obesos.
Hay varias razones para este patrón: Los niños obesos frecuentemente sienten que sus cuerpos son “feos”; como resultado, pueden estar poco dispuestos a usar una camiseta u otras prendas “reveladoras” en público. Por ejemplo, los niños obesos frecuentemente perciben que los bultos de grasa en sus pectorales se parecen al pecho femenino. Esto, por sí mismo, puede ser una razón para su renuencia a participar en actividades deportivas.
Una de las quejas más comunes de los niños y jóvenes obesos es que son ridiculizados y fastidiados por otros niños. Esto ocurre principalmente en la escuela, pero también en el vecindario e incluso en la casa. Como resultado, tienden a no socializar y a permanecer aislados de individuos de su misma edad.
Los niños obesos frecuentemente tienen padres obesos que prefieren un estilo de vida sedentario. Debido a que la conducta de actividad de los niños, especialmente en la primera década de la vida, está fuertemente influenciada por el estilo de vida de sus padres, es probable que los niños obesos de padres inactivos elijan no ser activos.
Debido a su peso corporal excesivo, los niños obesos tienen menor probabilidad de desempeñarse bien en actividades que incluyan correr o saltar. Esto incluye la mayoría de los juegos de equipo, así como muchos eventos de pista y campo. Como resultado tienden a excusarse en las clases de educación física.
Es probable que un bajo nivel de actividad induzca a un aumento excesivo en el peso corporal. Esto, en sí mismo, ocasiona frecuentemente que el niño sea aún menos activo y lo lleve a una ganancia de peso adicional. El resultado final es un círculo vicioso de obesidad-inactividad-obesidad.
Es importante conocer la razón por la cual un niño determinado opta por ser sedentario, para determinar cómo es mejor ayudar a ese niño a llegar a ser más activo. Los profesionales de la salud y educadores deben, por lo tanto, incluir un análisis completo de las actividades habituales del niño y de las barreras que el niño debe vencer para tener un estilo de vida más activo.
Beneficios del incremento en la actividad física
Un programa ideal para los niños y jóvenes obesos incluye cambios nutricionales, aumento de la actividad física y modificación de las conductas del niño y de los padres. La investigación ha mostrado que el incremento en la actividad física, en sí mismo, puede producir varios beneficios. Estos incluyen:
Control de peso
Reducción de la grasa corporal total y de la grasa alrededor de los órganos abdominales (lo cual reduce el riesgo de enfermedad coronaria)
Reducción en la presión arterial alta
Disminución del riesgo de diabetes tipo 2 (diabetes de adultos)
Incremento en la condición física y mejoramiento de la autoestima.
Para lograr algunos o todos estos beneficios, los programas de actividad deben mantenerse. Una vez que se detengan, muchos de los beneficios desaparecerán en pocas semanas.
Elementos de los programas de aumento de la actividad física
Las actividades deben ser divertidas. Mientras que los adultos pueden optar por aumentar su nivel de actividad física porque el “ejercicio es saludable”, los niños necesitan otras motivaciones para llegar a ser y mantenerse activos, principalmente aquellas que producen una gratificación inmediata. Por tal motivo, un elemento indispensable de una actividad es que sea divertida. Si se hace que los niños participen en actividades que ellos no perciben como agradables, es poco probable que las mantengan. Por lo tanto, uno debe identificar aquellas actividades que un determinado niño disfruta y aquellas que el niño considera aburridas o rutinarias. Este proceso de selección puede involucrar un período de intento y error hasta que se identifiquen las actividades favoritas. Recuerde que es probable que estas actividades cambien con el tiempo y con la estación.
Las actividades deben mover el cuerpo sobre una distancia considerable. Idealmente, las actividades deben incluir desplazamientos del cuerpo entero sobre una distancia considerable, con el objeto de “quemar” calorías. Aunque al caminar y trotar se puede lograr esto, estas actividades son consideradas aburridas por muchos niños y jóvenes. Las alternativas favoritas incluyen danza, básquetbol, patinaje y ciclismo – las cuáles tienen un elemento “divertido”.
Incluir entrenamiento de fuerza. También es benéfica la adición del componente de entrenamiento de fuerza. Ayuda a incrementar la masa libre de grasa, la fuerza muscular, y aún más importante, la autoestima del niño y la sensación de logro. La ventaja del entrenamiento de fuerza es que se puede percibir un aumento en la fuerza en un tiempo muy corto (1-2 semanas), lo cuál es un motivador importante.
Trabaje en los puntos de fortaleza del niño obeso. Los niños obesos son generalmente altos y fuertes. Como resultado, pueden ser exitosos en actividades que requieran altura y fuerza. Algunos ejemplos son el básquetbol y el fútbol americano, así como eventos de lanzamientos tales como la bala y el disco. Debido a su lentitud y poca agilidad, puede que no destaquen en tales deportes, pero lo harán aún mejor que en actividades de pista, fútbol, o eventos de salto.
Utilice actividades acuáticas. Los niños y jóvenes obesos frecuentemente prefieren las actividades acuáticas a las terrestres. Estar en el agua da tres ventajas para la persona obesa: 1) Debido a que la grasa es capaz de flotar (es más ligera que el agua), el peso corporal de las personas obesas es sostenido por el agua, lo cual les ayuda a mantenerse a flote. En contraste, su gran peso corporal en tierra es una clara desventaja en deportes que requieren velocidad, agilidad y resistencia. 2) La capa de grasa debajo de la piel proporciona un excelente aislante térmico y previene la pérdida excesiva de calor corporal. Esto da una ventaja en los individuos obesos cuando el agua es fresca (a saber, 22-24 ºC, ó 71.6-75.2 ºF). La mayoría de la gente magra no puede permanecer mucho tiempo en el agua a estas temperaturas debido a la rápida pérdida de calor. 3) Una vez que el niño está en el agua, nadie puede ver su “cuerpo feo”. Esto disminuye la inhibición que algunos niños obesos tienen cuando exhiben sus figuras durante actividades terrestres.